Ilustración: Osvaldo Barreto
Volví a soñarte en ese sueño mítico y espumoso, donde repito a tu oído cansado, las frases que por milenios han dicho los amantes.
La prisa del sueño me roba la única posibilidad de hallarte más allá del tiempo y de nosotros mismos.
Mi voz gastada de tantas palabras es eco perdido, y tu oído asediado se entretiene en bloquear los sonidos para irse a volar.
¿Como acercarme sin que el sueño despunte implacable hacia el despertar?.
Cerraré los ojos con fuerza hasta que el sol me queme las pestañas, y allí, en mis ojos cerrados, tendré todos los instantes de tu risa que desee.
A lo mejor el sueño me acerque a la muerte, y será una muerte bendita esa la de tu imagen eterna estampada en mi mirada.
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