miércoles, 24 de febrero de 2010

Naturaleza...

Las nubes bajan a hacia mis manos, las toco y echamos a volar, en frívolos besos del inmenso mar el navegante quiere arrullar en oraciones mi alma.
Se van mis suspiros como frágiles amoríos, llego al sol las manos de Dios son cálidas.
Anhelamos el amor pleno en nuestro universo que como profunda expresión aflora. El ángel de la guarda con diáfano sentimiento llega para guiarnos en los quehaceres diarios.
Ámbar y carmesí matizan mis labios en espera de las caricias del cielo. Mas el oro y la plata no gobiernan el mundo reflejado en los sueños de un niño y en arco iris el cuerpo astral resplandece. Brotan flores, armonías y glorias celestes en el eterno vivir, en el inicio de un pajarillo al desplegar sus alas al viento.
El alma en vilo, la cruz a esperas y la calma en corazones repletos de blanco y espumoso amar y sed de paz.
El aura alumbra y se evapora en tornasoles, en crepúsculos de atardecer, estamos juntos en la profunda presencia del búho y la lechuza, en su mirar.
El sol mengua, anuncia anochecer. La luna danza con la música de las estrellas, todo es somnolencia divina, todo duerme hasta el comienzo de la naturaleza en su nuevo girar.

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