miércoles, 24 de febrero de 2010

Silencios...

Que tu palabra lo sea todo, que no permita ni otro eco, ni otro sentido en mi origen. Opto por tus silencios en la nada, por los secretos que residen intangibles en tu memoria, por los vuelos humanamente fugaces y dilatados de verdad de tus huesos, por los raptos y camisas de fuerza que le pones a mis lamentos… al fin ellos son luces perceptibles en el alba y para el alba quedaran. Ahora solo viviré la noche, plena, legionaria de lujuria, rasgando con uñas las ráfagas de miedo, de ataduras. Insisto en ser piel, piel que tiemble a tu contacto, a tu respiro, ante tu inminencia. Husmeas la noche, has sido vagabundo en el adulterio y se destruyen los ocasos sin ti, dejan de existir los tapices de besos en la corriente. Eres mi naufragio de juicios antes de ser mi ausencia. Serás mi muerte y antes del amanecer, ese amanecer lleno de las verdades que duelen, que enojan, serás breve serenidad hasta convertirte en demencia.

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